El bajo rendimiento escolar puede tener muchos orígenes, tanto la falta de motivación, como una alta ansiedad, depresión, problemas con los límites establecidos en casa…Igualmente tiene un peso muy grande sobre la autoestima del niño o adolescente puesto que se llegan a sentir incapaces, frustrados y eso influye a su vez en el comportamiento que éste tiene en casa. Nuestra labor sería identificar ese origen e intentar cambiar las rutinas para que el rendimiento mejore.
Es el trastorno psicológico del que más oímos hablar cuando se tratan las patologías típicas de la infancia y la adolescencia. Se caracteriza por una importante inatención que impide que el niño pueda centrarse en cualquier actividad que no le genere un importante estímulo. Esto se acompaña de hiperactividad, conductas impulsivas, baja tolerancia a la frustración, baja autoestima, problemas de conducta, etc. Como consecuencia de esto presentan fracaso escolar y dificultades de socialización. El tratamiento recomendado suele ser farmacológico y psicoterapéutico.
Normalmente lo más común en consulta son las conductas agresivas en casa o en el colegio. Hemos de tener en cuenta que los niños tienen más dificultades a la hora de expresar su malestar, muchas veces ante la incapacidad de poder hablar sobre su ansiedad, su agobio o su enfado, lo actúan. Esa forma de actuarlo suele ser a través de comportamientos violentos hacia objetos, personas o hacia sí mismos. Lo adecuado es contactar con qué es lo que genera ese malestar y ayudarles a reconducir esa emoción y poder expresarla de una forma más adaptativa para él y su entorno.
Por otro lado hemos de tener en cuenta también las conductas de reto a los padres muy comunes en los adolescentes, aquí se trabajaría sobre los límites establecidos en el hogar y sobre el sistema familiar para que cada uno vuelva a recolocar su rol.
Aquí englobaría distintos tratornos como Ansiedad de Separación, Fobias y miedos, Depresión infantil, Ansiedad, estrés, procesos de duelo, baja autoestima, Duelo por la pérdida de un miembro de la familia o ante el Divorcio de sus padres… cada uno de estos trastornos es muy específico y tiene una forma de abordaje diferente, pero si es cierto que son problemas que tienen una gran incidencia en el resto de factores, dan lugar a problemas en la atención, muchas veces a problemas en la conducta, tanto por inmovilismo o apatía como por mostrarse más agresivos…
Cada vez son más los matrimonios que deciden divorciarse y de este modo, cada vez son más los niños cuyos padres están separados, por esto es importante que tengamos en cuenta cómo este doloroso proceso para los hijos puede afectarles... Durante este proceso los menores se ven expuestos a una serie de factores de riesgo, como son el cambio de residencia, de colegio, de ciudad, pasar menos tiempo con uno de los progenitores, mala aceptación de uno de los miembros de la pareja, hostilidad entre los mismos... y todo esto puede ocasionar diferentes efectos sobre nuestros hijos, problemas de conducta, dificultades emocionales (depresión, miedos...), bajada en el rendimiento escolar, peor autoconcepto, culpabilidad, sensación de soledad...
Por todo esto es muy importante que ante una próxima separación o divorcio pidan consejo a un profesional para realizarlo de la forma menos dolorosa para padres e hijos, al igual que es importante dar una atención especial a los niños y sus necesidades para hacer este trance lo menos traumático posible.
Los niños en su desarrollo pasan de la unión con los padres a ir necesitando cada vez más la relación con sus iguales, esto es más visible aun en la adolescencia, donde la influencia de los amigos tiene más peso que incluso la de los padres. El carecer de habilidades sociales para desenvolverse produce sensación de aislamiento y vacío, despierta sentimientos de soledad, inseguridad y frustración.
Con una mejora de los mismos estamos dando a nuestros hijos la posibilidad de ir viéndose cada vez menos limitados y con más seguridad en su vida, al final, como seres humanos somos sociales y vivimos en sociedad, el carecer de estos recursos puede dificultar nuestro desarrollo y nuestro desempeño en la vida.
Los trastornos de la conducta alimentaria constituyen un grupo de enfermedades que por desgracia cada vez son más comunes. Anorexia, Bulimia, Vigorexia y sus distintas combinaciones amenazan gravemente la salud mental y física de nuestros adolescentes .
La anorexia y la Bulimia suelen ser más comunes en chicas, comenzando normalmente a partir de la adolescencia, aunque los patrones están cambiando, la edad de inicio desciende y el porcentaje de chicos afectados aumenta. La vigorexia tiene una mayor incidencia en hombres.
Los síntomas que hemos de tener en cuenta son una preocupación excesiva por el cuerpo, descenso significativo de peso, miedo intenso a engordar, indicios de ingestas de comida descontrolada, elevada ansiedad, baja autoestima, tristeza, cambios en el carácter...
La Adolescencia es una difícil etapa del desarrollo, no solamente se producen cambios físicos, sino también se enfrentan a cambios en su posición social, ya no son niños pero tampoco son adultos, tienen que ser aceptados por el grupo y muchas veces esto genera luchas de poder con los padres, miedo, frustración y la sensación de sentirse incomprendidos.
En la adolescencia también nos podemos encontrar con trastornos relacionados con el Control de los Impulsos, como las Adicciones, no sólo al alcohol o a las drogas, sino también a los videojuegos o al móvil, Agresividad, Conductas Oposicionistas y Retadoras, Desmotivación...
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